domingo, 30 de junio de 2013

hay vidas muy miserables. hay hasta quien se dedica a seguir tus pasos y quien cuenta lo que haces sin ganar nada a cambio.
la alienación nos lleva a destruirnos entre nosotros. la alienación lleva a desear el sufrimiento ajeno y a aplicar las formas más sádicas para conseguirlo. 
la vida se nos escapa entre los dedos en un estado de consumo continuo. los más débiles desesperan y estallan de egoísmo para convertirse en aptos, siempre dentro de un marco confeccionado de manera unilateral. 
las acciones esquivan al consenso general, que destruye el entusiasmo ególatra.
si nada nos apena no queda otra, nosotros mismos damos pena. 

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